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CATEQUESIS Y CATEQUISTA
EL DISCIPULADO
 
Las raíces del compromiso cristiano: saberse y sentirse discípulo de Cristo.
Cuando se dice discípulo enseguida viene a la mente aquella imagen ligada a la escuela; el alumno que, sentado en su pupitre de la escuela, escucha las enseñanzas del maestro. Sin lugar a dudas que esta es una de las características del discípulo: escuchar y aprender.
           
            El catequista es un “ministro de la palabra”, por tanto participa de la misión propia del maestro: enseñar. Pero antes ha debido ser discípulo: ha debido aprender. Hay que repetir que no se puede ser “ministro”, sin antes ser “discípulo”.
            Hay que recordar que el discipulado cristiano consiste en escuchar la palabra y seguirla, es decir, ponerla en práctica. De ahí que el “ministro de la palabra” como el “catequista” no sólo enseña la Palabra de Dios, sino que enseña como ponerla en práctica. Se parecerá a Jesús que enseñaba a sus discípulos y los acompañaba para formarlos en la vida diaria.
 
SER CATEQUISTA, UN LLAMADO DE DIOS.
 
            La vocación es un llamado de Dios, quien espera de la persona una respuesta para que esta persona pueda realizarse. La vocación es, por consiguiente, la realización del Plan de Dios en la vida de cada uno.
            Cuando alguno es llamado por Dios, siempre lo es para servir al pueblo en su nombre, revelando su amor y su alianza. Es un servicio que exige fidelidad.
            El nos llama en una situación concreta (invitación ) otras veces cuando sentimos que hay necesidad de catequistas en la comunidad y en otras situaciones. Si esto nos preocupa es señal de que estamos descubriendo el llamado de Dios.
            Nuestra vocación es un regalo de Dios. Somos llamados porque Dios nos ama. Este amor exige una respuesta.
            Nuestra vocación de catequistas se inserta y tiene su raiz en la vocación cristiana. En el bautismo y en la confirmación hemos recibido el compromiso de colaborar en el anuncio de la Palabra de Dios, según nuestras condiciones.
            Tener confianza en Dios, pensamos muchas veces que no somos capaces de realizar nuestra misión catequética. Por eso es importante que confiemos en Dios, seguros de que es un servicio de Dios y para Dios.
 
LA SANTIDAD: VOCACIÓN Y MISIÓN DEL CATEQUISTA.
 
La misión es ir al terreno al que hemos sido llamados para ejecutar el Plan de Dios.
Nuestra misión nos llevara a la santidad en la medida en que seamos instrumentos del que Dios se sirve para llevar su mensaje. Debemos acoger la misión como proceso de santidad en la cual, cada vez que nos acercamos más al hermano de manera auténtica, nos acercamos más a Dios.
            El llamado y la meta de todo cristiano es el estar más cerca de Dios y parecerse cada vez más a El. Para los catequistas esto debe manifestarse de manera particular, porque ellos son los formadores de la fe; los maestros y pedagogos de los demás cristianos. Ellos deben procurar con más intensidad que su vida sea testimonio de santidad en su vocación y misión.
 
¿QUIÉN ES EL CATEQUISTA?
 
  1. Una persona cristiana:
-         Ha experimentado el amor de Dios.
-         Se siente salvado por Jesucristo
-         Vive su fe en comunidad
  1. Una persona que testimonia su fe:
-         procura ser sal y luz
-         educador de la fe y formador de comunidad
-         motiva con su ejemplo de vida valores cristianos y humanos
  1. Una persona comprometida con la comunidad y enviada por ella:
-         se siente responsable por ser miembro de la iglesia
-         actúa en nombre de ella
-         no va por cuenta propia, es enviado por la comunidad
  1. Procura ser persona
-         buscar ser auténtica
-         sincera
-         capaz de dialogar
-         comprende y perdona
-         digna de confianza
-         alegre
-         responsable
-         equilibrada en sus sentimientos y afectos
-         procura formarse junto a los demás
 
LA ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA
 
La espiritualidad es la capacidad que tenemos de entrar en sintonía con Dios y de establecer una relación de amistad con Él. Nos ayuda a ser fieles al Espíritu Santo, a discernir los signos de los tiempos y el bien de las personas y de la comunidad.
            El catequista ha sido llamado para cumplir la misión de educar en la fe a sus hermanos, pero su tarea debe ser en todo momento y lugar.
            Se debe alimentar la espiritualidad del catequista, especialmente a través de la oración, la práctica sacramental y el ejercicio de las virtudes cristianas.
 

EL MINISTERIO DE LA CATEQUESIS
 
            La peculiaridad de la Catequesis, distinta del anuncio primero del Evangelio que ha suscitado la Conversión, persigue el doble objetivo de hacer madurar la fe inicial y de educar al verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.
 
¿Qué es lo propio de la catequesis?
 
            Todo ministro de la palabra ha de ser discípulo, una persona que escucha y aprende la Palabra de Dios para poder transmitirla.
            Se le llama también magisterio de la iglesia, en cuanto que enseña la palabra que ha recibido en la iglesia y se ha transmitido de generación en generación. De ahí que el que enseña la Palabra de Dios, no puede enseñar otra cosa distinta de aquella que ya se ha recibido. El catequista es pues un ministro de la palabra, de la palabra de Dios y todo lo que se diga a propósito de la predicación de la Palabra de Dios le sirve de enseñanza para su propio ministerio y se lo puede aplicar.
            Cada catequista debe valorar la importancia de la Palabra de Dios y valorar también su propia vocación, su responsabilidad y su misión como ministro de la Palabra, Profeta y Maestro de la fe, recordando también su condición de discípulo. Mientras mejor discípulo sea, mejor ejercerá su ministerio.
 
¿Por qué al Catequista se le llama Ministro de la Palabra?
 
            El ser Catequista es una vocación, hay una llamada de Dios a este Ministerio y una respuesta del que es llamado. En toda vocación hay una elección de Dios o sea un acto de amor de Dios, el Catequista es un elegido de Dios para la catequesis. Al ser elegido es enviado, se le confía una tarea, una responsabilidad, es por lo tanto el catequista un enviado, un misionero. Le envían, Dios Jesucristo, la Iglesia a evangelizar, a proclamar la Palabra de Dios, a enseñar y esta misión va acompañada de un Carisma. La catequesis es un don de Dios para provecho de todo el Pueblo de Dios y ese don de Dios reposa en el Catequista.
            La catequesis es un verdadero Ministerio, o sea un servicio y el catequista es un servidor. Servidor de Dios, porque lo hace por amor a El, servidor de la Iglesia porque ella y Jesucristo lo envían.
            Es importante que el catequista, desde esta tarea propia que tiene en la Iglesia, valore la profundidad que tiene y todo lo que se encierra detrás de la palabra ¨Ministerio¨. La Catequesis es una vocación, una elección, una misión, un carisma y un servicio.
 
 
 
Aspectos del Catequista como Ministro de la Iglesia.
 
            La Catequesis es un Ministerio de la Iglesia, vinculado a su experiencia pasada y presente, junto con los sacerdotes y diáconos los Catequistas ejercen    un ministerio necesario para la plantación de la Iglesia y para el desarrollo de la Comunidad Cristiana. La Catequesis es un ministerio primordial en la Iglesia porque ocupa junto a la homilía un lugar privilegiado dentro del ministerio de la palabra y además está íntimamente unida a toda la vida de la Iglesia por lo que el crecimiento interior de la Iglesia depende esencialmente de ella. En definitiva, la
catequesis es tan necesaria para la madurez de la fe de los cristianos como para su testimonio en el mundo.    
 
 
 
KERIGMA Y CATEQUESIS
 
 
            La Catequesis, para ser efectiva, debe estar precedida de un primer anuncio (Kerigma) que presente la persona, la vida y la doctrina de Jesús de Nazaret.
 
¿Qué es el KERIGMA?
 
            Es la proclamación oficial y festiva de la vida, persona y obra de Jesús. Es anuncio bueno, es decir, anuncio de una buena nueva Eu-Ev significa bueno, angelo anuncio. Por tanto, el contenido del Kerigma es la persona VIVA de Jesús y sus hechos de salvación.
 
Contenido del Kerigma apostólico:
1.      La persona viva de Jesús y sus hechos de salvación.
2.      El señorío de Jesús reconocido y confesado.
3.      La promesa del Don pentecostal del Espíritu.
4.      Invitación a una respuesta vital, propia del Espíritu.
5.      Vivir los efectos concretos del poder de Dios.
 
 
¿Qué es la Catequesis?
 
            Catequesis es la enseñanza ordenada y progresiva de las verdades de la FE y la doctrina cristiana. Persigue el doble objetivo de hacer madurar la fe inicial, y educar al verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.
 
 
 
Contenido de la Catequesis:
 
            La Catequesis extrae su contenido de la Palabra de Dios, transmitida mediante la tradición y la escritura.
            El fin definitivo de la catequesis es poner a uno, no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo. Sólo El puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad.
 
 
Algunas características de la catequesis:
 
1.      Debe ser una enseñanza sistemática, no improvisada, siguiendo un programa que le permita llegar a un fin preciso.
2.      Una enseñanza elemental que no pretenda abordar todas las cuestiones disputadas.
3.      Una enseñanza bastante completa que no se detenga en el primer anuncio del misterio cristiano.
4.      Una iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida cristiana.
5.      La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica de la iglesia y a la acción sacramental, porque en los sacramentos y sobre todo en la eucaristía donde actúa Jesucristo en plenitud para transformación de los hombres.
 
   
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